Pepe Alas: ¿una espina en la comunidad académica?

Jervi Gabriel Eugenio López
5 min readJan 29, 2021

PRIMERA PARTE

Cualquier investigación, ya sea un artículo de una bitácora o un artículo de una revista, requiere un carácter académico científico, es decir, las ideas planteadas tienen que estar apoyadas por una base teórica y cuyo proceso esté sujeto a una metodología científica. Sin embargo, a pesar de la información disponible en la red, tenemos información que no tiene ningún rigor científico académico y lo peor de todo, es que el público las toma como un hecho irrefutable. Con este último ya dicho, este artículo va a ser un análisis crítico de los dos artículos de Pepe Alas sobre asuntos lingüísticos.

Antes de empezar dicho análisis, me gustaría advertir al lector que mi intención no es atacar el carácter de Pepe Alas, sino demostrar que sus artículos no tienen ningún rigor científico académico. Aparte, es importante señalar quién es Pepe Alas. Pepe Alas es alumno de Don Guillermo Gómez Rivera y ahora el líder de movimiento hispanista en el país. Dicho movimiento promueve la identidad hispánica de Filipinas y la vuelta de español en el país, sin embargo, es muy problemático, porque este grupo promueve una identidad singular nacional hispana, es decir, un filipino es definido por su influencia hispana sola y rechaza la complejidad sociocultural de ella. Sin embargo, este no es nuestro objeto de análisis y merece otro artículo aparte.

El primer artículo que voy a analizar se trata del chabacano caviteño. En este artículo, Pepe trata de analizar los elementos formales de chabacano caviteño, pero la introducción de su artículo ya mezcla conceptos básicos de la Lingüística general.

“En Filipinas, hay seis variaciones de Chabacano. En la Ciudad de Cavite se llaman su versión propia como “cavitén”. Un grupo en Facebook se llama Chabacano Siempre! se dedica en conservar, preservar, y difundir este tipo de chabacano.”

En Lingüística general, no se mezcla los conceptos de variedad y variación. En este trozo, el autor confunde estos conceptos, queriendo decir variedad y no variación. La variedad, según la lingüista, Dr. Dalila Fasla Fernández, es una modalidad de una lengua, por ejemplo, sésamo y ajonjolí, estos dos términos tienen diferentes étimos, pero tienen el mismo significado y, además, los dos términos están utilizados por diferentes comunidades lingüísticas. El primero es un término utilizado en la norte península, mientras que el segundo es un arabismo más utilizado en la zona meridional de la península, por esta razón la variedad se la denomina por algunos lingüistas como dialecto. Mientras tanto la variación es aquello que varia, es decir, dos términos que tienen el mismo étimo y pueden o no tener el mismo significado, por ejemplo, diezmo y décimo, ambos términos vienen del latín DECIMUM, ‘décimo lugar, parte de diez’, pero no tienen el mismo significado, ya que el término diezmo era un impuesto cobrado por los nobles a sus vasallos, mientras tanto, el otro término décimo, aparte de la conservación de la mayoría de sus elementos etimológicos, se conserva el significado latino. Este tipo de variación, donde el primer término se denomina voz patrimonial por haber padecido varios cambios fonéticos y semánticos y el otro, voz culta por haber conservado el étimo latino. Como había mencionado, la variación también puede dar variantes que pueden tener el mismo significado como almóndiga y albóndiga.

Prosigue Pepe Alas, expresando su enojo grave hacia un miembro chabacanoparlante que niega los “elementos castellanos” de chabacano caviteño, etiquetándolo como “absurdo”.

“Desafortunadamente, un miembro irritante allí que es chabacanoparlente se mantiene en negar los elementos de la lengua castellana en el dicho chabacano. En cambio, insiste en que “el lenguaje chabacano de hoy es una mezcla de tagalo, dialecto bisayo (sic), inglés, español mexicano, palabras nahuatl indio, y portugués, no español castellano. Esto es muy absurdo.”

Sinceramente, no entiendo lo que quisiera decir Pepe Alas en este párrafo, ya que el español de México y el español peninsular son el mismo sistema lingüístico, pero son variedades de dicho sistema lingüístico. Aparte, cuando menciona español castellano, no sé si se refiere a la variedad de español hablada en Castilla.

Lo que quería decir este chabacanoparlante es que el chabacano se tomó de la variedad mexicana y por esta mismísima razón, no entiendo el enojo del Sr. Alas. Además, me transmite que, para él, la variedad mexicana es inválida, dando lugar a la discriminación lingüística.

Para comprobar su argumento, Pepe Alas utilizó el Padre Nuestro en chabacano como ejemplo, para ilustrar que tiene “elementos castellanos”.

Niso Tata Qui ta na cielo,
quida santificao Tu nombre.
Manda vini con niso Tu reino;
Sigui el qui quiere Tu aqui na tierra,
igual como na cielo!
Dali con niso ahora,
niso comida para todo el dia.
Perdona el mga culpa di niso,
si que laya ta perdona niso con aquel
mga qui tiene culpa con niso.
No dija qui cai niso na tentacion,
pero salva con niso na malo.

Luego, después de citar el texto, él alude a los rasgos fonéticos del chabacano caviteño, escribiendo así:

“Pero suena muy castellano esta oración! Ahora, observen ustedes las palabras castellanas en esta oración”

Y para reforzar su argumento, hizo un listado de palabras para analizar. En realidad, el Sr. Pepe Alas no analizó nada, porque no ha explicado por qué viene de la variedad peninsular. Aparte, no ha hecho un análisis fonético con estas palabras, simplemente ha dicho que viene de tal palabra española.

Después de haber hecho el análisis, él concluye que el rechazo de los “elementos castellanos” se debe a la colonización estadounidense durante el siglo XX y también, como una muestra de “hispanofobia” del país.

“Las declaraciones de este vasco simpatizante que hoy vive en EE.UU. son claros ejemplos de hispanofobia en Filipinas. Después de haber vivido en el país de los WASP usenses donde viven muchos anti-católicos, no es raro por qué su forma de pensar se ha convertido muy sajonado y anti-filipino. Qué asco.”

Partiendo de su conclusión, me ha parecido que no tiene nada que ver con su análisis formal de chabacano. Aparte, ha fracasado en explicar su argumento y ha recurrido a culpar los estadounidenses “anticatólicos”, sin pensar que pudiera haber otros factores para explicar el fenómeno que quisiera destacar. Además, en su estudio, no ha consultado ninguna bibliografía, ni a ningún experto en la materia.

Para terminar esta primera parte, he demostrado que este artículo no tiene rigor científico, porque no ha aportado datos significativos para apoyar su argumento. Además, confunde los conceptos básicos de la Lingüística general y recurre a la discriminación lingüística, en este caso, discriminación hacia la variedad mexicana del español. Lo único que se ha demostrado es su osadía vacía para aparentar que todo lo que escribe es un hecho sin tener datos fiables o concretos para apoyarlo. En fin, este artículo es nada más que una conspiración y no se debe tomar en serio.

BIBLIOGRAFÍA

Alas, José Mario. El “Padre Nuestro” en Chabacano Caviteño. Alas Filipinas. http://alasfilipinas.blogspot.com/2011/10/el-padre-nuestro-en-chabacano-caviteno.html, (23 enero 2021)

Corominas J. y Pascual J.A (1980). Diccionario crítico etimológico castellano y etimológico, s.v. décimo. Madrid: Gredos.

Fasla Fernández, Dalila. (2019). Lingüística IV: Semántica. Universidad de La Rioja. Octubre 2019. Universidad de La Rioja. Clase.

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Jervi Gabriel Eugenio López

Soy un escritor y poeta filipino afincado en España. Estudiante de la UR